A medida que las personas envejecen o sufren discapacidades, pueden ser cada vez más vulnerables a la negligencia, el abuso o la explotación. Para muchas personas mayores y discapacitadas, su capacidad para tomar decisiones informadas sobre su salud, sus finanzas y su bienestar personal puede verse comprometida debido a deficiencias físicas o cognitivas. En estas situaciones, es crucial contar con alguien que pueda defender sus derechos e intereses. La tutela desempeña un papel vital para garantizar que los adultos vulnerables reciban los cuidados, la protección y el apoyo que necesitan.
Este artículo explora el papel de la tutela en la defensa de las personas mayores y discapacitadas, cómo la tutela puede proteger sus derechos y las responsabilidades de un tutor en la defensa de los intereses de estas personas.
Comprender la necesidad de la abogacía
A medida que las personas envejecen o sufren mayores discapacidades, pueden convertirse en blanco de abusos, negligenciao explotación financiera. Según el Consejo Nacional sobre el Envejecimiento, uno de cada diez ancianos estadounidenses ha sufrido algún tipo de maltrato, y se cree que son muchos más los casos que no se denuncian.
Para adultos con trastornos cognitivos como Alzheimer o discapacidad intelectualnavegar por el complejo mundo de la asistencia sanitaria, los sistemas jurídicos y las finanzas puede resultar abrumador. Además, algunos pueden ser incapaces de comunicar sus necesidades con eficacia, lo que les expone a quedar al margen del sistema de apoyo social. Defensa-ya sea a través de la tutela u otras formas de representación legal- garantiza que los adultos vulnerables tengan a alguien que pueda tomar decisiones en su interés y protegerlos de cualquier daño.
¿Qué es la tutela?
La tutela es un proceso legal en el que un tribunal nombra a un tutor para gestionar los asuntos personales, médicos o financieros de una persona que se considera incapaz de hacerlo de forma independiente. En este caso, el individuo (conocido como el tutelado) puede perder algunos o todos sus derechos legales, dependiendo del alcance de la tutela. El tutorque suele ser un miembro de la familia, un amigo o un profesional designado por el tribunal, asume la responsabilidad de tomar decisiones que se ajusten a los intereses del pupilo.
La tutela suele considerarse un último recurso, al que se recurre cuando no existen otras alternativas (como el poder notarial o las voluntades anticipadas). Es una medida necesaria cuando una persona no puede tomar decisiones informadas o protegerse a sí misma debido a incapacidad mental, discapacidad física grave u otras vulnerabilidades.
El papel de la tutela en la protección de adultos vulnerables
1. Prevención de abusos y explotación
La tutela desempeña un papel clave en la protección de los adultos vulnerables contra el abuso y la explotación. Los tutores pueden prevenir situaciones en las que las personas mayores o discapacitadas puedan ser manipuladas o aprovechadas. Esto incluye prevenir abuso financierocomo el robo o la mala gestión de los bienes de la persona bajo tutela, o maltrato físicocuando el individuo puede ser objeto de negligencia o daño por parte de los cuidadores u otras personas. Los tutores tienen la obligación legal de actuar en interés del pupilo e informar a las autoridades competentes de cualquier indicio de maltrato.
Por ejemplo, se puede nombrar a un tutor para que gestione las finanzas de una persona mayor, asegurándose de que se pagan sus facturas y se protegen sus bienes de personas sin escrúpulos. Del mismo modo, un tutor puede ayudar a proteger a una persona discapacitada para que no viva en condiciones inseguras, asegurándose de que reciba la atención médica adecuada y viva en un entorno de apoyo.
2. Gestión de las decisiones sanitarias
Para las personas que ya no son capaces de tomar decisiones informadas sobre su atención sanitaria, la tutela garantiza que alguien se responsabilice de tomar decisiones médicas críticas. Esto puede incluir decisiones sobre tratamientos médicos, cirugías, cuidados al final de la vida y acuerdos de cuidados a largo plazo.
El tutor debe consultar con los profesionales médicos y, a menudo, con los familiares para garantizar que los cuidados prestados se ajustan a los deseos de la persona, si se conocen, y a su interés superior. Esta responsabilidad ayuda a evitar situaciones en las que las personas podrían recibir cuidados inadecuados o no deseados.
3. Garantizar la estabilidad financiera
La explotación financiera es una de las formas más comunes de abuso a las que se enfrentan las personas mayores. Un tutor con autoridad financiera se asegura de que los ingresos, ahorros y bienes del pupilo se gestionen adecuadamente. Se encarga de pagar las facturas, gestionar las inversiones y garantizar que los fondos del pupilo se utilicen para satisfacer sus necesidades.
Por ejemplo, un tutor puede ayudar a evitar que se estafe a una persona mayor con sus ahorros o que se la manipule para que tome decisiones financieras poco acertadas. En los casos en que una persona vulnerable ya ha sido víctima de explotación financiera, el tutor puede colaborar con profesionales jurídicos para recuperar los activos perdidos.
4. 4. Defensa personal
Además de gestionar las finanzas y la asistencia sanitaria, los tutores actúan como defensores personales de la persona. Esto incluye garantizar que el tutelado tenga acceso a una vivienda segura, a una atención médica adecuada y a recursos comunitarios. Los tutores también pueden coordinar el transporte, las actividades sociales y otros servicios que mejoren la calidad de vida del tutelado.
Para los adultos vulnerables, sobre todo los que no tienen familia cercana, la tutela proporciona la defensa vital que necesitan para desenvolverse en sistemas complejos como la asistencia sanitaria, la vivienda y los servicios sociales. Un tutor puede garantizar que se respeten las preferencias personales de una persona y que mantenga tanta independencia y dignidad como sea posible, a pesar de sus limitaciones.
Responsabilidades del tutor
Los tutores tienen la responsabilidad legal de actuar en interés del pupilo y deben rendir cuentas ante el tribunal. Esto incluye informar periódicamente sobre el bienestar y la situación económica del pupilo. Si se sospecha que un tutor gestiona mal los asuntos del pupilo o actúa en contra de sus intereses, el tribunal puede intervenir para nombrar un nuevo tutor o tomar otras medidas correctivas.
Además, se anima a los tutores a implicar al pupilo en la toma de decisiones siempre que sea posible, preservando tanta autonomía como la persona sea capaz de gestionar. De este modo se garantiza el respeto de los derechos del tutelado, que sigue siendo un participante activo en sus propias decisiones vitales.
Conclusión
La tutela es una herramienta fundamental para defender a los adultos vulnerables que no pueden protegerse a sí mismos debido a su edad, discapacidad o enfermedad. A través de la tutela, los adultos mayores y las personas con discapacidad pueden tener sus derechos, la salud y las finanzas salvaguardadas por un defensor responsable. Para aquellos que deseen obtener más información sobre la tutela y cómo puede proteger a las personas vulnerables, Family Eldercare ofrece servicios integrales de tutela para garantizar que los ancianos y discapacitados en Austin reciban la atención y protección que necesitan.
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